lunes, 15 de octubre de 2012

Soñar

No habrá llanto en el mundo que pare guerras, no habrá pan para el hambre sobre la tierra, pero sí hay amor. Y eso no podrán robarlo.

Hoy estaba inspirado, así que he decidido que quizás fuese buena idea retomar el blog. Normalmente, suelo escribir cuando estoy deprimido, porque es cuando necesito expresarme, y es cuando más inspiración suelo tener. Hace un momento he escrito una carta de forma bastante fluida e inspirada, así que espero no haber gastado toda la motivación que tenía en ella. Sé que este blog lo leen cuatro gatos, porque por otro lado, tampoco deseo que sean más, y sé que llevo mucho tiempo sin escribir. Espero que los pocos lectores que tengo aprecien mi retorno. Y espero que me salga una entrada medianamente decente. Por otro lado, creo que será un escrito bastante personal, cosa que no suele ser costumbre, suelo ser bastante… etéreo. Allá vamos.

Escribo y reflexiono mientras escucho a Tosko. Es un descubrimiento reciente, pero es una de las cosas que más agradezco de las que me han pasado últimamente. Las cosas no han marchado demasiado bien, aunque bueno, ¿cuándo sí lo han hecho? Los que me conocen de verdad, saben que tengo un carácter… digamos inestable. Me cuesta encontrar la felicidad en las pequeñas cosas de cada día, y sin embargo me hundo con facilidad ante las frustraciones y las adversidades. Miro a mi alrededor y el mundo no me ofrece grandes expectativas ni esperanzas. Todo está absolutamente podrido, la sociedad se rige por unos valores que dan auténtico ASCO, con mayúsculas, y el más pintamonas es el que triunfa. En un mundo así, ¿qué cabe esperar? ¿Por qué debería albergar optimismo en mi interior? Cierto que, para ser justos, también debo decir que he conocido gente maravillosa en mi vida (escasa, pero la hay, que es lo importante, supongo), sobre todo en los últimos años. Esto no debe ser malinterpretado, hay gente que conozco desde hace mucho, y es muy importante en mi vida, pero quizás en estos últimos años, la he “redescubierto”. Por tanto, no digo que no aprecie mucho a mis amigos de toda la vida, o que no me alegre un montón cada vez que les veo (sobre todo porque eso sucede cuando se alinean todos los planetas). Son enormes personas también, pero me ha costado un camino pedregoso y lleno de desavenencias dar con ellas. Nunca tuve unas grandes dotes sociales, pero estoy orgulloso de una cosa: nadie consiguió que cambiase para obtener aceptación social. Me mantuve fiel a mí mismo, sufrí, quizás en exceso, sí podría haber tomado otra actitud ante las cosas, y ser más fuerte, menos mangoneable, tener una mayor determinación. Pero mi naturaleza me lo impidió, supongo. Digamos que los primeros años de mi vida social fueron mucho más difíciles en un plano de aceptación. Por contra, en los últimos tiempos, he tenido algunos desórdenes afectivos que han hecho que mi vida sufriese unas sacudidas bastante importantes que me han desequilibrado en sobremanera, a veces más que cualquier otra cosa antes. La relación con mi familia también ha sido siempre difícil, a veces no encontraba en ella el amparo que necesitaba en ciertas ocasiones. No se lo echo en cara, he sido muy difícil de tratar. Simplemente que me gustaría haber hallado una mayor comprensión y respaldo. Soñar es gratis, ¿no? Bueno, visto lo visto, quizás no por mucho tiempo. Miro hacia el futuro y lo veo tan gris… y eso por ser optimista y no verlo negro. Me considero una persona con una cierta profundidad emocional, pero sin embargo, bastante mediocre en muchos aspectos de mi vida, entre ellos, el plano académico. En los últimos años, quizás coincidiendo con mis desórdenes afectivos, quizás motivado por el cambio de aires que supone el salto a la vida universitaria, he tomado unos derroteros que no parece que lleven a un lugar muy prometedor. Mi rendimiento académico ha bajado hasta unos límites inverosímiles. ¿Por qué? Bien, como digo, creo que mi inteligencia, sin ser baja, se halla dentro de la mediocridad. Lo que hasta ahora me había empujado a seguir adelante siempre, era mi fuerza de voluntad, inquebrantable, esa de la que tan orgulloso estaba yo, estaba mi padre, y en fin, era mi seña de identidad. ¿Dónde te has metido, puta? Te necesito. En esos momentos en los que flaqueo, siento que no doy para más, que no llego, que todo el mundo a mi alrededor avanza, y yo me estanco, recuerdo los tiempos en los que me dejaba la piel para conseguir las cosas, y me pregunto qué fue de ellos. Era mi única arma, y ya no cuento con ella. Me avergüenzo de la inutilidad que he adquirido. Quizás sea solo una cuestión de mentalidad. Quizás baste con replantearme la situación y tomar medidas al respecto. Pero no sé cómo hacerlo… me siento engullido por mí mismo, por una parte de mí más bien, que me está autodestruyendo. He cambiado… yo me enorgullecía de haber permanecido fiel a mí mismo, y ahora he cambiado. No puedo permitirlo, sería como traicionarme, he de hacer algo. Pero… ¿qué? Eso es algo que aún debo averiguar, pero lo único que tengo claro es que no puedo seguir así.

Son las 3 de la mañana y yo sigo aquí, despierto, me levanto en 4 horas, pero lo cierto es que no tengo ningún sueño. Sin querer acabo de elaborar un juego de palabras bastante curioso. No tengo sueño de somnolencia, pero… ¿y si hablamos de sueños, de expectativas de futuro? ¿Se puede decir que tengo alguna? ¿Tengo alguna meta? Tal vez sea esa la clave. Tal vez tenga que establecer metas que cumplir para conseguir esa motivación, en busca de la cual me hallo. Tal vez sean metas a corto plazo lo más adecuado. Tal vez no, tal vez tenga que marcarme un objetivo a priori inalcanzable, e intentar llegar lo más lejos que pueda, sin frustrarme si no lo consigo, sabiendo que he hecho todo lo que podía. Soñar. Qué acción tan loable. Los sueños son algo tan bonito sobre el papel… Todo el mundo tiene sueños. “Quiero ser astronauta”, “quiero ser futbolista”, “quiero, quiero, quiero”. De todas esas personas que tienen un sueño difícil de conseguir, ¿cuántas son las que realmente lo consiguen? Creo que esas personas deberían ser un ejemplo de esfuerzo y superación para todo el mundo. Creo que deberían ser una referencia para cualquiera que se proponga algo y lo primero que piense sea “No, es que yo no puedo”. A la mierda, todo el mundo debería ser capaz de hacer lo que se proponga, no es justo que haya alguien que decida qué es lo que puedes y qué es lo que no puedes hacer. Pero, ¿qué es lo que realmente quiero hacer yo? Es que ese es el primer paso para tratar de conseguirlo. ¿Realmente quiero ser bioquímico? Creo que, sinceramente, ya escribo por inercia y porque en verdad no sé cómo terminar este escrito de manera que quede medianamente estético desde un punto de vista literario. Así que finalizaré diciendo que es un pedazo de mí lo que acabo de escribir ahora mismo. Como he dicho, es la entrada más personal que escribo hasta ahora, y parece una tontería, pero alguien que leyese esto, prácticamente podría conocerme. Y apenas son dos páginas de Word. Qué tontería, podría parecer que es imposible definir a una persona en tan poco. Pero esto es mi esencia, la he plasmado y aquí quedará.

A quien le interese.

Bless.