Segundo encuentro.
Segundo abrazo, pero…
Primer alunizaje de mis dedos
bajo tus…
Primer choque de mis labios
contra la inevitable atracción de los tuyos.
Primer anhelo calmado tras un
primer porro exitoso.
— ¿Por qué tiene que ser así?
Y suspiros. Y más suspiros. Y
caricias que encuentran un calor que no aporta el sofocante mes de julio en
Madrid.
Y resucitamos al segundo día
según nuestras escrituras. Piel contra piel. Gemidos sincronizados.
Segundo principio de un primer
final definitivo.