Es ahora cuando quiero beber
hasta llegar al coma etílico. Es ahora cuando quiero despeñarme porque sería
menos doloroso que esto. Es ahora cuando quiero besarte, abrazarte como si no tuviésemos
prisa. Como si el tiempo se parase. Como si nuestra complicidad se inmortalizase y nuestros jadeos se eternizasen. Como si pudiese detenerme durante un lapso
interminable a recorrer las preciosas constelaciones que rodean tus pardas
esferas oculares. Como un niño que ve el mar por primera vez, mudo ante la inmensidad
de lo que tiene delante, inseguro y asustado, pero también maravillado. Para,
finalmente, vaciarme en esos reconfortantes abismos de comprensión, deslizarme
por ellos, acurrucarme, tornar la tristeza en luz y morir ahí dentro, invadido
por la paz más absoluta. Como si todo esto fuese real. Como si de verdad
pudiese quedarme…
…contigo.
Pero…
Quizás nunca aprendamos a ser uno
sin el otro.
Quizás siempre estemos rotos.
Quizás yo lo esté.
Quizás…
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