sábado, 2 de agosto de 2014

Martirio

Es ahora cuando quiero beber hasta llegar al coma etílico. Es ahora cuando quiero despeñarme porque sería menos doloroso que esto. Es ahora cuando quiero besarte, abrazarte como si no tuviésemos prisa. Como si el tiempo se parase. Como si nuestra complicidad se inmortalizase y nuestros jadeos se eternizasen. Como si pudiese detenerme durante un lapso interminable a recorrer las preciosas constelaciones que rodean tus pardas esferas oculares. Como un niño que ve el mar por primera vez, mudo ante la inmensidad de lo que tiene delante, inseguro y asustado, pero también maravillado. Para, finalmente, vaciarme en esos reconfortantes abismos de comprensión, deslizarme por ellos, acurrucarme, tornar la tristeza en luz y morir ahí dentro, invadido por la paz más absoluta. Como si todo esto fuese real. Como si de verdad pudiese quedarme…
…contigo.

Pero…
Quizás nunca aprendamos a ser uno sin el otro.
Quizás siempre estemos rotos.
Quizás yo lo esté.

Quizás…

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